A
MI LLANO
Sabana inmensa que va hasta el infinito, sin principio y sin fin como es el alma, donde
hay paz con el Creador bendito en medio del silencio y de la calma.
Tierra de mi patria, empapada de sol, bajo
un cielo azul de singular pureza, con estrellas rutilantes colgadas cual farol para mostrarle al forastero su belleza.
Tierra
orgullosa del novillo cimarrón, que vive libre como el aire y como el agua, donde se añora siempre que brille la razón como
oro puro fundido en una fragua.
Tierra de centauros con alma de guerreros que volaron con sus sueños hasta
la gloria al romper las cadenas de enemigos fieros cuando escribieron con honor la historia.
Tierra libre y abierta
sin reservas al futuro, que recibe con cariño a todo ser humano que sea temerario, de corazón muy puro y que sienta
el orgullo de ser colombiano.
Pedazo de la patria colmado de bonanza con hombres arrogantes en duro trajinar que
logran los laureles y tienen esperanza de vivir en concordia, en calma y libertad.
Por caminos desolados con
míticas leyendas, narradas por los padres y curtidos abuelos, se siente el trasegar de las ánimas en pena y de osados
colonos en pos de sus anhelos.
En su mágica selva esposa del silencio, donde habitan el misterio y la hermosura, se
observan las fieras taimadas al acecho y las serpientes en medio de la espesura.
¡Oh grandiosa llanura de mujeres
preciosas! con ríos fuera de cauce en toda la planicie, colmada de carraos, turpiales y corocoras, Yo quiero que
su brisa siempre me acaricie.
Quiero volver a oír el canto de un jilguero, a ver grandes bandadas de garzas y de
loros, que vuelan a la sierra donde nace el lucero a buscar en silencio la paz como un tesoro.
AL SUR COLOMBIANO
Sobre
el lomo del macizo de los Andes donde los montes crecen hasta el cielo está una tierra colmada de volcanes que la
custodian cual centinela fiero De las lagunas de belleza suma vierten los ríos como un milagro y recorren
los valles por fortuna para saciar la sed y bendecir el agro.
En las noches se ven desde la cumbre lindas
estrellas palpitantes con vida y las centellas con fugaz vislumbre que parecen de nubes suspendidas.
Allí los
Españoles en horas cenitales sembraron cultura, estirpe y señorío sobre cimientos de rasgos ancestrales de almas
nobles y corazón bravío.
De Agualongo, el bravo entre los bravos, la casta honesta heredó gran lealtad y
prefirió vivir sin jamás ser esclavos bajo sombras de Dios en hermandad.
Su pueblo de quillazingas descendiente el
cual mora en sus laderas y montañas es diamantino, puro y transparente como las aguas que brotan sus entrañas.
Tierra
de tambores, de chirimías, de quenas de criollos, de paeces, de guambianos que añoran subsistir sin dolor y sin penas sintiéndose
orgullosos de ser colombianos.
Tierra imponente de mujeres bellas que lucen cual las flores en la aurora quisiera
verla en paz, sin odio, sin querella, en plena libertad, con mente soñadora.
A BOYACÁ
Boyacá
es la tierra de mis ancestros, donde Bolívar forjó la libertad de América, donde incólumes permanecen sus sueños, de
alcanzar con Dios gloria y grandeza.
Es un terruño precioso de alfareros, que con arte modelan la esperanza, de
emancipar al pueblo de mohatreros sin presión, sin rencor y sin venganza.
Es comarca de inagotables suelos donde
siempre germina la semilla; es heredad de padres y de abuelos vivir en Paz, sin odio y sin rencilla.
La variedad
de colores en sus predios hacen de su paisaje magnifica pintura donde el Señor usó todos los medios para mostrar
al hombre la hermosura.
Su noble gente con acento pausado, hacen del "Sumerced" una cultura, que del Zaque
y del indio fue heredado para entregar su afecto con ternura.
Al contemplar la nieve en sus picachos parece que
al firmamento se extendiera la belleza de la tierra en colcha de retazos que con las manos el hombre la zurciera.
Cuando
pisa su suelo el forastero el regreso jamás añora que existiera mas prefiere morir de carranguero que volver a vivir
de una quimera.
Si pudiera expresar mis últimos deseos quisiera al sepulcro bajar con las tonadas que se canten
torbellinos y bambucos, que se oigan tiples, requintos y guitarras.
Y cuando llegue de mi viaje al cielo, le
pediré al Señor la gran licencia, para volver a ver aquel hermoso pueblo que me colmó de orgullo la existencia.
A LA GUAJIRA
Como
la quilla que intrépida se mete, rompiendo el oleaje en imponente mar, es la tierra Guajira desértica y agreste que
se incrusta en alma e invita a soñar.
Su desierto enigmático y de embrujo, con lindas tardes cubiertas de arrebol, incita
a los humanos a vestir sin tapujo y a vivir en la gloria bajo rayos del sol.
Sus playas son jardín del caracol sonoro que
origina el eco de las dianas marinas y su entraña guarda el grandioso tesoro recamado de carbón y de blancas salinas.
Sus
paisajes son fabulosos de riqueza adornados con los flamencos rosados que en bandadas despliegan su belleza y que
hacen olvidar tiempos pasados.
Allí en esa tierra habita un pueblo fuerte cargado de orgullo y de total franqueza, que
con gran valentía desafía la muerte en medio del abandono y la tristeza.
Allí se oyen notas de músicas antiguas, en
danzas que a los muertos resucitan, sobre leyendas de urdimbres ambiguas de raptos que a la venganza incitan.
¡Oh
Guajira hermosa!, de aguas cristalinas, de cielos despejados que van al infinito, de mujeres bellas cual legiones de
ondinas, quisiera de esa tierra tener un pedacito.
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A BOGOTÁ
Bella ciudad de la América
Atenas, fundada por Quesada en la sabana, para albergar al caminante en penas y de cultura ser la principal ventana.
Tu
gente se semeja a las colmenas donde se empieza en hora temprana a construir los anhelos con poemas lejos de la envidia
y actitudes vanas.
En estrelladas noches de tu cielo descorre ante los ojos el arcano del Gran Señor que
lo creó con celo.
Para que fueras orgullo colombiano Dios te dio gran belleza en el suelo donde puede extasiarse
el ser humano. *Día de su fundación. Agosto 6
TIERRA SANTANDEREANA
Tierra de
Alcantuz, de Galán y de Berbeo que lleva en su entraña el valor como heredad por ser la receptora del fuego de Prometeo que
prendiera la chispa de nuestra libertad.
Tierra comunera de mujer valerosa cual Manuela Beltrán que con gran osadía inició
la contienda con actitud pasmosa al rasgar los edictos de la cruel tiranía.
En ciudades y aldeas de singular belleza caminan
recuerdos de los viejos abuelos que sembraron semillas con honor y grandeza para que los nietos lograran sus anhelos.
Por
caminos y trochas con trinos de jilgueros se observa el esplendor de la naturaleza que encubre los sueños de peones
y arrieros que cultivan peñascos con valor y destreza.
De árboles frondosos y de viejos gallineros cuelgan las
salvajinas o barbas de San Pedro que llevan a su nido preciosos carpinteros donde crecen sus hijos con amor verdadero.
En
tiempo de molienda, bajo sobria enramada, se oyen tocar de noche con el tiple y el requinto la guabina, el bambuco y
la más dulce tonada con canto de trapicheros que va hasta el infinito.
Sus aires están saturados con olores de guayaba, de
nardos, de jazmines, de magnolias y de rosas que esparcen sus aromas al comenzar la alborada cual perfume exquisito
de las mujeres hermosas.
¡Oh tierra santandereana! de la hormiga culona, del cabro, de la arepa, del mute,
de la pepitoria de la dama venerable cual verdadera matrona yo quiero que sus provincias vivan en paz y euforia.
VALLE DEL CAUCA
Fecunda tierra del coclí sobre
palmeras aromada de poléo, de nardo y de jazmín protegida con celo por las dos cordilleras para hacer en la patria
el más bello jardín.
Tierra privilegiada y hermoso paraíso con la caña de azúcar y trepadora vid donde nació
el amor como en hechizo con la lira encantada del profeta David.
Pueblo de titanes con sangre mezclada de indio,
de blanco y de negro africano fundida en un crisol en plena alborada para ser el orgullo del suelo colombiano.
Huerto
feraz de las mujeres más bellas cultivado con amor, con honor y pasión para lucirlas en el mundo cual estrellas e
iluminadas con la luz de la razón.
Semillero de hombres de gran bizarría herederos de la fe, del valor y la gloria de
héroes que vencieron temible tiranía para gozar la libertad con grata euforia.
Cuna de artistas y grandes escritores que
siembran con tesón semillas de amor para vivir en paz sin penas, sin temores enjugando en la vida las gotas de dolor.
¡Oh
valle de la salsa y del manjar blanco! dulce como los sueños de Efraín y María Yo quiero disfrutar tu gran encanto hasta
el último instante de mi vida.
TIERRA CARIBE
Coronada con iris, estrellas
y luceros muy cerca del mar en alegría viviente está la costa en donde los bucaneros saquearon tesoros en forma irreverente.
Tierra
de sabanas, de salinas y desiertos donde del suelo brotan flores de ilusión, donde revive el carnaval a los muertos, al
compás de los tambores y acordeón.
Región caribe con música de oro que cabalga en las olas como espuma interpretada
por las ninfas en coro con ritmo alegre en flautas de pluma.
Zona grandiosa de manglares y corales con tardes
preciosas de color escarlata donde no existe pena en los mortales por hacer la existencia siempre grata.
Sobre
las aguas de su océano cristalino que a la distancia se transforma incierto viajan sueños felices tras el gran camino que
dejan las naves al zarpar del puerto.
Su majestuoso sol radiante de color rojizo que se hunde solitario detrás del
horizonte muestra al viajero aquel hermoso paraíso y la belleza donde mi Dios se esconde.
Su gente es ágil y
veloz como la idea puesta en escena con ritmo de batuta que para tormentas, vientos y marea cuando la cumbia con
ganas se ejecuta.
Bajo su dombo azul bruñido por la luna duerme el mar eterno de plata y de zafir que hace
meditar y añorar la fortuna pensando que mañana tendrá que sonreír.
¡ Oh tierra hermosa de Arahuacos y Tayronas! que
sale imponente cual Venus de las aguas quiero llevar en mi alma sus suaves aromas al despedirme cuando leve para siempre
anclas.
GUAJIROS
Cerca del mar en una soledad
eterna, bajo el dombo azul de singular pureza, habitan los Guajiros con el alma enferma en medio del abandono y la
tristeza.
Son indios puros de raza y colombianos, que defienden su tierra con valor, que impiden la deshonra
de hermanos y que prefieren la muerte con honor.
Son guerreros cual Prudencio Padilla, que liberó la patria
de barbarie y terror, aniquilando en Maracaibo a esa flotilla del sanguinario, del tirano y opresor.
Son orgullosos
de la sangre de su raza, que en torrentes les llega al corazón, la que impulsa a defender con casta sus rancherías,
su pueblo y su región.
Son compañeros y siempre inseparables: el burro, la cabra, el arma y el chinchorro los
que llevan por las trochas naturales para buscar agua como el mejor tesoro.
Son las arenas que se las lleva el viento el
testigo mudo del dolor, de la agonía, del sufrimiento y del continuo lamento que la hambruna deja allá en su ranchería.
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AL PUEBLO ANTIOQUEÑO
Pueblo
noble, andariego y orgulloso de su raza, descendiente de pioneros que talaron la montaña, de arrieros incansables de
tiple, carriel y ruana que llevan dentro del alma la blancura de la garza.
Almácigo de industriales soñadores
de progreso, que dan siempre paso firme para lograr desarrollo, sin trancarse en pequeñeces o quedarse en embrollo hacen
de la patria grande sin pensar en el receso.
Semillero de grandes poetas soñadores del amor, de la unión y de la
paz con sentido de hermandad, que llevan dentro de sí la pasión de libertad de campesinos honestos lacerados de dolor.
Germinador
de héroes de la magna independencia, que entregaron la vida por la libertad de América, por romper crueles cadenas de
la opresión maléfica dejando nuestra heredad sin la atroz dependencia.
Estirpe de gobernantes honestos y honorables, cual
fieles representantes en estado de derecho, que impiden la corrupción y las acciones de hecho de aquellos ciudadanos
en la patria indeseables.
Semillero de artistas que conoce el mundo entero, que son símbolo de gloria y de la tierra
grandeza, por demostrar en sus obras la fuerza y la belleza como Arenas Betancur y el gran Maestro Botero.
Pueblo
constante en fines y de tesón en su empeño, que siembra esperanza en valles y también en cordillera, para que germine
la paz, en el surco, en la pradera manifestando su orgullo de ser de cepa antioqueño.
AL EJE CAFETERO*
Descendiente de Quimbayas y de arrieros, es ese pueblo
de singular pujanza, que en las laderas cultiva los cafetos y que en el alma siembra la esperanza.
No le aterran
los grandes terremotos, que arrasan las vidas y riqueza, más sí lo entristecen seres desidiosos que no pueden surgir
por la pereza.
Lleva en sus venas la sangre de guerreros, que no amedrenta el dolor ni la desgracia y en mente
conserva el sentir de pioneros de convertir lo adverso en bonanza.
En su suelo jamás hay forasteros ni se siente
el vacío en la distancia; siempre se encuentran compañeros que hacen de la vida una añoranza. Por sus aires
transitan los bambucos cuando se rasgan los tiples, las guitarras y en la mente se guardan los recuerdos de caturros
en flor y de lindas guirnaldas.
En momentos de angustia y de infortunio, cuando en el alma se sienta la tristeza, evocaré
al pueblo de luz en plenilunio que estando oscuro demostró grandeza.
Al Gran Señor le seguiré pidiendo, que
proteja a su gente de la amenaza, que jamás le llegue el rencor ni el odio y que siga siendo orgullo de su raza.
a.. Día del gran sismo Enero 25 de 1999
A LA TIERRA OPITA
Cuando el Señor
penso en paraíso de mortales con variedad de clima, de flores, de riquezas, con agua en abundancia para formar raudales, creó
la tierra opita de singular belleza.
Al ambiente lo llenó de aromas naturales, de nardos, de azaleas, jazmines,
de magnolias, de lindas flores de mayo, de blancos azahares, de gualandayes azules y de bellas buganvillas.
A
sus grandes extensiones las llenó de arrozales con las espigas doradas cargadas de alimento y en labranzas pequeñas
plantó bellos platanales que le sirven a la gente como base del sustento.
Allí puso a un pueblo con los más caros
ideales, lo llenó de transparencia y de una gran nobleza, como el agua cristalina nacida en los pajonales que corre
a borbotones con afán y con pureza.
A los caminos y valles los cubrió con los guaduales que sienten mucho dolor
cuando se hiere el alma, que lloran de la tristeza formando los manantiales, que rechinan de alegría cuando se siente
la calma.
A los aires los colmó con sonidos celestiales, con música de guitarras, de tiples y de tambores, con
el trino de las mirlas, de los toches y turpiales que sirven de inspiración a todos los trovadores.
A las tardes
las cubrió con los bellos arreboles, esos que hacen soñar en la grandeza del mundo, con esas lindas bandadas de variados
animales que surcan el infinito sin que se sepa su rumbo.
En caminos permitió esos mitos infernales: del hojarasquín,
del poira, del taitapuro, del mohán... que se inventaron nativos en tiempos inmemorables para asustar los incautos e
infieles que se van.
Esta es la tierra del Huila de godos y liberales, de izquierdas y derechas, la tierra de promisión, la
que Dios nos entregó con recursos naturales para quererla por siempre con todo el corazón.
AL TOLIMA GRANDE
Bajo un manto azul con nubes de colores, que se extiende de la cumbre
a la llanura, y engalanado con variedad de exóticas flores está el Gran Tolima mostrando su hermosura.
Su suelo
es besado por brizna de la sierra, como un hálito de Dios en la naturaleza, que baja a los valles fertilizando tierras regando
los cultivos y logrando riqueza.
Sus parcelas de arroz, de sorgo y de algodón, cultivadas con fe a orillas del Magdalena, parecen
ser retablos pintados con pasión por mano prodigiosa y de ternura llena.
Su gente es valiente, con sangre de Pijaos, que
arde en las venas cual holocausto al sol, al defender la patria con garra de soldados fundiendo honor y gloria en preciado
crisol.
La música de cuerda se lleva en las entrañas y se aferra en las mentes cual silvestres helechos que nacen
en las grietas de agrestes montañas para olvidar las penas y dolorosos hechos.
Su cielo está bordado de noche con
estrellas y su aire impregnado de fragantes olores para mostrar auroras en las mujeres bellas que transmiten a hijos
sus sueños y valores.
Tolima es tierra grata, es una hermosa tierra, arrullada con guitarras, con tiples y tambores donde
se añora la paz en medio de la guerra sin conservar inquinas, odios y rencores.
Oh! tierra de Echandía, de Melo,
de Abadía, de López, de Villalba, de Collazos, de Garzón quiero seguir oyendo sus dulces melodías y guardar los recuerdos
aquí en mi corazón.
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